Luego de un eterno día de clases, no me apatecía nada ir a almorzar por lo que decidí dar un paseo por la biblioteca y conocerla.En cuanto sonó la campana salí rápidamente de la clase, y luego de vueltas y vueltas llegué a allí. Recorrí todos los estantes en busca de un libro que me interesara y cuando lo encontré me senté a leer en una mesa apartada junto a una ventana.